Saturday, October 09, 2004

 

Entre lagos y camellos

El grupete de gente se va de Jaisalmer. Me queda un dia de soledad. Empiezo vagabundeando entre el castillo y la ciudad. Me doy cuenta que me quede demasiado tiempo cuando me varios vendedores me gritan 'Argentina!'. Un grupo de nenitas salidas del colegio me intentan enseñar un tema de la ultima pelicula de Bollywood y se espantan con mis intentos.

Caminando por las afueras del fuerte, llego sin querer a un monte con una increible vista del fuerte. El lugar es perfecto para apreciar lo desolado del lugar, con un terrible fuerte y casitas alrededor. En el camino, me encuentro con la familia de una nenita que baila mientras su padre toca la sitara (el instrumento que habia relacionado con una caña de pescar hace una semana). La nena tiene una increible cara, con los ojos pintados de negro y un vestido que hace juego con el color de la ciudad.
La madre me invita a la casa, estan cocinando chapati. La mujer tiene 25 años y siete hijos. El esposo 30 y se conocieron gracias al hermano del marido que es viajante. Uno de los hijos tiene una infeccion en la pierna y el esposo me muestra cartas de europeos que junto a las fotos que sacaron cuando les conocieron les comentan lo duro que es la vida en el primer mundo.

Por primera vez en el año, llueve. Y me toca estar presente. Mientras viajo con mis mochilas hasta tomar el micro, una tormenta electrica asota la ciudad. Por primera vez en mi vida tengo que usar piloto de lluvia adentro de un micro. Una gotera cae directamente en mi hombro que me hace imposible conciliar el sueño.

Llego a Jodhpur y con 4 israelies, como no, termino en un hotel de la ciudad. Jodhpur, la ciudad azul de Jaisalmer. Es tan azul como Jaipur era rosa. Casi nada. Solo los techos de las casas estan pintadas de azul por lo que las postales son todas desde arriba.

Mientras estoy en la azotea del hotel, veo a una moto zigzaguear entre camellos y basura. Atras un muchacho con una terrible mochila verde. Greg. Le pego un grito y con un movimiento sacado de las peliculas de hong kong, se eleva de la moto en movimiento hace un salto mortal para atras y aterriza en posicion meditativa en el asfalto mientras un camello se para en 2 patas y una explosion ilumina la calle.

Bue, lo de recien es un poco exagerado, pero le queria dar un toque Bollywood al diario.

Volviendo. El pibe post meditacion esta contento de la experiencia. Para aviso de la familia y amigos no piensa convertirse al budismo, ni quiere renunciar a los placeres terrenales. Tampoco encontre el sentido de la vida, ni la formula secreta de la felicidad. Pero se lo ve mas que satisfecho con la experiencia. Alguna vez lo hare. (Madre, en Abril cuando vuelva a India. NO?)

Con greg seguimos el safari de ciudad y encontramos un barrio donde las casas son completamente azules. Un par de vacas casi nos atropellan en bajada y una familia nos invita a tomar agua.

Con G, nos separamos y el se va en busca de dunas a Jaisalmer y yo a Pushkar. En 3 dias nos encontramos de nuevo contandome que la tormenta que yo vi empezar el no vio terminar.

Pushkar, un pequeño pueblo al rededor de un lago sagrado. En las calles carteles avisan de la prohibicion de sacar fotos, pasear semidesnudo, tomar alcohol, drogas y comer huevo. Lo unico que se respeta aca es lo de los huevos.

Sadhus en busqueda espiritual se mezclan con turistas en camino de compras. Por las afueras del lago, un mercado hace las delicias de las mujeres. Yo y gregorio sabemos que comprar.

Aca esta el grupete que conoci en Dharamsala y algunos nuevos. Junto a los israelies de siempre se suma Carl, un ingles de Liverpool con increible acento a comentador de ESPN y Philip un suizo con cambio a su favor.

A la mañana tomo clases, junto a efrat e irit, de Nagara con un percusionista que dice haber tocado con Tito Puente. Por lo que lo bautizo Tito. Nagara es un instrumento compuesto por dos tambores. Uno hombre, otro mujer.

Al atardecer mientras el sol se va detras de montañas e colorea el lago me uno a Tito y los que se quieran unir en un concierto de tambores que hace retumbar el pecho. Cuando se va Tito el concierto se va al demonio y nos hace acordar lo malo que somos tocando y que necesitamos practicar.

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