Thursday, October 14, 2004
La Nueva Delhi
Desde Pushkar tomamos un micro. Coche cama. Literal Coche cama. Industria India, en vez de asientos el micro esta compuesto por colchones. Como cada ciudad que dejo, se larga una tormenta. Como cada vez que llueve,me llueve adentro del micro. Aca no tengo la campera de lluvia y el colchon se me llena de agua. Termino compartiendo con gregorio 70cms de ancho. A las 6 de la mañana, con solo 3 horas de sueño desisto y termino el viaje sentado en el piso.
Por segunda vez en India. Mi mochila en en compartimento de atras termina completamente mojado. Bienvenido a Delhi.
Termino durmiendo todo el dia en la cara habitacion con, primera vez en 5 meses, ducha caliente y TV.
Delhi, me parece una ciudad chata. Nada que ver, nada que hacer. Pensando esto, me detengo un minuto y me doy cuenta que estoy demasiado acostumbrado a elefantes caminando por la calle, olor a orin, turistas mal vestidos, locales gritandome en la oreja, comer en la calle, regatear precios hasta el cansancio por un descuento de 50 centavos y correr entre Rickshaws, beggars y mujeres en saris multicolor.
Como en toda capital del mundo en la que pasamos, tenemos que ir a una embajada. Esta vez la de Tailandia. Y como cada embajada que vamos, tenemos que volver al otro dia por alguna que otra excusa.
Ya renunciamos a hacer turismo. Por lo que no vamos a ningun monumento, ningun museo ningun espectaculo. Tampoco tenemos fotos de Delhi. Nada qe ver, nada que hacer.
Por segunda vez en India. Mi mochila en en compartimento de atras termina completamente mojado. Bienvenido a Delhi.
Termino durmiendo todo el dia en la cara habitacion con, primera vez en 5 meses, ducha caliente y TV.
Delhi, me parece una ciudad chata. Nada que ver, nada que hacer. Pensando esto, me detengo un minuto y me doy cuenta que estoy demasiado acostumbrado a elefantes caminando por la calle, olor a orin, turistas mal vestidos, locales gritandome en la oreja, comer en la calle, regatear precios hasta el cansancio por un descuento de 50 centavos y correr entre Rickshaws, beggars y mujeres en saris multicolor.
Como en toda capital del mundo en la que pasamos, tenemos que ir a una embajada. Esta vez la de Tailandia. Y como cada embajada que vamos, tenemos que volver al otro dia por alguna que otra excusa.
Ya renunciamos a hacer turismo. Por lo que no vamos a ningun monumento, ningun museo ningun espectaculo. Tampoco tenemos fotos de Delhi. Nada qe ver, nada que hacer.
